domingo, 10 de junio de 2012

Ya llega... SHOWMATCH


Este lunes, Tinelli estrena por El Trece la nueva temporada de “ShowMatch”. Para este año, vuelve a apostar por “Bailando por un sueño” y nuevos chiches tecnológicos. 

                                  
Otro año más de ShowMatch. ¿Otro Tinelli? El conductor más exitoso de la televisión regresa el lunes a la pantalla y nada volverá a ser lo mismo. Hasta ahora, Telefé logró consolidar el liderazgo a fuerza de muchísimos éxitos, productos bien logrados y de calidad; Marcelo tendrá la responsabilidad de revertir la historia y devolverle a su canal el primer lugar en este 2012 que comenzó adverso. ¿Podrá?
Desde hace mucho tiempo, a Tinelli le auguran el final. Dejó Telefé, se fue a Canal 9, coqueteó con muchos proyectos, desembarcó en El Trece; dejó los humoristas, cambió el staff, se centró en los bailes y multiplicó por la pantalla muchos satélites que alimentan la sensación de que todo lo que pasa pasa por Tinelli. Porque estará su ShowMatch desde el lunes, pero también en la tele se sigue cantando por un sueño o soñando por cantar, con shows que viven y se desviven por ser parte de ese universo hasta ahora infalible.
Podrá ser el año en que el fenómeno de “Bailando” se termine; puede ser el año en el que todo siga igual… o el año en que Marcelo Tinelli tenga que dar vuelta la página y probar por otro camino, como lo hizo cada vez que las cosas no funcionaron bien.
Las polémicas parece que ya no están tan de moda como antes: la mayoría de los programas prefieren hacer llorar antes que seguir las miserias de personajes conocidos o con ganas de hacerse conocer. Ahora, todos buscan la lágrima fácil y no el insulto inmediato, y habrá que ver cómo se posiciona para este nuevo año que empieza más tarde que nunca. Mientras, se sabe vender como el mejor. Hace mucho tiempo que todo gira en torno a lo que hará, lo que no hará, lo que dejará de hacer; quiénes son sus jurados y quién se la tiene jurada; quiénes competirán por la gloria televisiva del baile y quiénes sufrirán el escarnio de los que evalúan o votan por teléfono.

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